- Travestismo Fetichista
El travestismo como expresión de la propia sexualidad es sencillamente un tipo de fetichismo, y no compromete necesariamente a la identidad sexual de quien lo practica. Hay hombres que se sienten hombres en su interior y que sin embargo, disfrutan de imitar a la mujer con fines eróticos; es una forma de fantasía de auto-transposición al objeto sexual y de acercamiento virtual al mismo. En pocas palabras, es una manera un tanto sorprendente de hacer el amor sin que la pareja ideal esté presente y puede ser considerado como un desviación de la psicología endógena y social del sujeto.
- Travestismo Histriónico
El travestismo como expresión teatral o transformismo es una de tantas formas de expresión artística y, si bien es dificil que a un actor de renombre le guste aparecer vestido de mujer, quien es verdaderamente actor lo puede hacer con mucha calidad y apoyado por los caracterizadores, que buscarán obtener el personaje ideal de acuerdo al guión o al libreto de la obra. Hay "actores" que repetitivamente actúan como mujeres, son los llamados "performers" en el mundo del teatro ligero, esto se ha extendido a la televisión. A la actuación en sí misma se debe agregar la sospecha de que la caracterización constante es una cualquiera de las otras formas de travestismo.
- Travestismo Homosexual
El travestismo como una forma de cortejo en la prostitución homosexual es el artificio que usa el homosexual que se prostituye frente a sus clientes también homosexuales pero ocultos (homosexuales de closet), que se sentirán menos culpables al relacionarse con alguien que tiene al menos la apariencia de una mujer. El travesti prostituto se vale de la inseguridad del homosexual para incrementar su clientela a través del travestismo.
- Travestismo Existencial
El travestismo como expresión de la propia identidad sexual implica que la psique no está en el fondo conforme con el propio sexo físico y con la propia personalidad sexual pública (es decir no conforme con el sexo social adquirido). Comporta entonces la producción de una personalidad sexual privada que resuelva el conflicto entre identidad sexual, por un lado, y morfología o apariencia sexual por el otro. Por lo tanto, desde el punto de vista subjetivo de quien lo practica, es justo en ese momento cuando la persona reencuentra su unidad y coherencia sexual, y cuando menos travestida se siente.
ENTONCES... ¿CUANDO UN HOMBRE SE VISTE DE MUJER NO ES UN TRAVESTIDO?
Depende de dónde ponemos la mirada. La persona que se traviste por expresión de su propia identidad, sólo se siente travestida cuando se ve obligada a producir una apariencia conforme a su sexo físico, es decir, cuando las demás personas la perciben como sexualmente congruente (paradójico ¿no?).
Normalmente, el travestismo por identificación con el sexo físicamente opuesto, progresa hacia estados de mayor ansia y presión interior por restablecer la unidad sexual (puede ocasionar por tanto disforia de género), hasta asumir la condición de transexualidad, la cual se vive consciente o inconscientemente desde el comienzo de la vida, e iniciar un proceso de completa transición sexual (con sus diversas fases: anatómica, genital, social y legal). Una persona que ha transformado entonces totalmente su sexo físico y genital, ya no puede considerarse travestida bajo ningún punto de vista, porque está asumiendo, privada y socialmente, la apariencia correspondiente al sexo físico de su innata identidad psicosexual. Ahí están, pues, las diferencias entre travestismo y transexualismo.
Puesto que la identidad sexual de una persona nacida transexual está, en muchas ocasiones, escondida por el yo sexual socializado desde la infancia (léase personalidad sexual inducida), ocurre en esos casos que el travestismo es la generación de una personalidad sexual alternativa (casi siempre en privado), y suele ser durante mucho tiempo la única manera de adquirir coherencia sexual subjetiva hasta que, en algún momento, la propia identidad sexual es asumida con plena conciencia (lo que requiere auto-reconocimiento de los propios instintos, recuperación de la autoestima e independencia personal), para actuar desde uno mismo, desinhibidamente y no desde los condicionamientos sociales.